23 de Noviembre, 2006
CUPIDO Voy a congelar este momento, voy a parar el tiempo, el aire y los pensamientos, nada en el mundo se moverá hasta que no me escuches. Quiero que te detengas, que pares en seco justo a tres centímetros de esta herida y por una sola vez en tu vida escuches lo que esta carne palpitante tiene que decirte. Mira con atención, ¿ves esto que se agita? Se llama corazón. ¿Ves esto caliente que chorrea? Es mi sangre. ¿Ves estos músculos tiritantes? Son los labios temblorosos de mi herida tratando de hablar antes de la parálisis total. Sólo te pido que te detengas un instante, que pienses por un momento, antes de que llegue el momento culminante y recuerdes cuando todo era nuevo en la tierra. Cuando imaginaba que tú, con tu regordeta figura desnuda, ibas a aparecer de repente y me ibas a transportar a universos felices donde el amor reinaba y poseía y anegaba el mundo, un mundo sin bióxido de carbono, sin piedras en el zapato, sin cuentas por pagar... no lo recuerdas ¿verdad? Nunca tuviste buena memoria. ¡Ni eso tienes! El ayer no existe, el segundo pasado no significa nada para ti, es éste y ahora; bueno y sí así es, que así sea, este es el segundo que importa y en este voy a detener tu vida hasta vaciarme por dentro y llenarte a ti de todo lo que yo vomite. No podrás irte hasta que me devuelvas mi amor, hasta que no recupere el tiempo perdido, la memoria vaga, el momento que me robaste. Sí tu vivías el momento, y cada momento era nuevo para ti, por qué cada minuto vivido por mí, se envejecía, se acumulaba a mi espalda obligándome a inclinar mi cuerpo sobre la tierra. Quiero que restituyas mi pasado, que me devuelvas mis instantes, que borres de mi memoria lo amado y así poder empezar de nuevo, inocente y limpia como me encontraste. Sólo de esa manera descongelaré el tiempo y te devolveré tu misión, de esa única manera podrás volver a volar buscando otro cuerpo, otra carne, otro corazón. Si lo haces, volverás a cruzar el espacio, millones de ojos inocentes están clamando por ti, ¡son tan tontos! Te miran con los ojos cubiertos por el velo del romanticismo, anhelan el instante en que tu portador alado dispare directo al corazón... no saben lo que les espera. ¿Qué? Te horroriza ver mi herida abierta, mi sangre tiñendo el tapete, mis balbuceos incoherentes... lástima, lástima que te de asco lo que has creado, que esta carne provoque tu repulsa, qué le vamos a hacer angelito. Abre los ojos y contempla tu obra... nadie se había atrevido a detenerte en el momento en que cumplías tu función. Ahora, quédate ahí, no tienes otra salida, hasta el fin de tus días llevaras grabadas en tus pupilas la imagen nítida de tu obra. Sé que lo que pido es imposible, sé que no tienes el poder de restituir lo pasado, ya no importa, ahí te quedas chiquitín regordete apuntando a mi frío cadáver.
Por:Gladys
|