29 de Noviembre, 2006
La Viuda III Habría sido duro decirle a su mujer la verdad de los motivos de su abandono. Todo empezó cuando ella decidió estudiar filosofía y él tuvo que pasar por el desconcierto que supuso que de sus planteamientos simples y realistas sobre la vida, que tanto le habían cautivado,pasara a unos conceptos complejos y sofisticados cuya comprensión a veces le costaba esfuerzo. Más tarde se apuntó en una asociación ecologista, y él tuvo que conformarse con pasar los fines de semana solo hasta que ella llegara agotada y sucia con su mochila y sus botas de montañera manchándolo todo de barro. Se alisó el pelo con un sistema oriental que transformó en nostalgia aquellos adorables bucles con los que le gustaba jugar. Se sometió a un régimen de adelgazamiento que convirtió su cuerpo y su rostro, en ángulos agresivos y nada sensuales. Descubrió la cocina macrobiótica y se acabaron los famosos guisos que tanto le había entusiasmado. Pero lo peor llegó cuando ella se sometió a la cirugía láser para liberarse de la esclavitud de las gafas. Eso no lo pudo superar, porque después de todo, a él, lo que le atrajo de ella fue su mirada de miope. Tan solo le dijo que al final se habían convertido en dos desconocidos.
Por: Amelia Ruiz Figueroa
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