¿Viajeros? La pequeña y rudimentaria lancha a motor, llena de turistas desprevenidos empezaba a deslizarse sobre el mar cuando nos abordaron unos jóvenes portando grandes vestidos de hilo, de todos los colores sujetos con perchas. Las telas ondeaban por encima de nuestras cabezas, pero no eran suaves al tacto, al contrario, parecían almidonadas, resecas, eso hacía que el color de las túnicas apareciera apagado. Al cabo de unos segundos empezaron a emerger unos bultos del tamaño de un hombre, envueltos en bolsas de plástico. Uno de los turistas se acercó y con un palo le dio la vuelta. Era un hombre joven metido en una bolsa rebosante de sangre blanca. En mi mente aparecieron unas letras formando el titular de prensa del día siguiente. Por: Gladys |