Asistir a la Feria del Libro es sumergirse en un marasma de emociones encontradas. De un lado se siente una especie de esperanza alentadora en nuestra sociedad, al ver la multitud de jóvenes caminando presurosos para visitar los stands, participar en los talleres, llevarse una caricatura, una firma o un libro; pero sobre todo, pasear con los amigos, ver chicas o chicos lindos, hacer amistades, pasar el día y de paso comprar libros, que ojalá, lean.En otro lado están los padres de familia llevando a sus hijos más chicos de la mano, pero igual caminando de prisa como si el tiempo no alcanzara para comprar lo que desean para sí o para sus hijos. Afortunadamente este no es un aspecto que contemple sólo dos lados, al contrario, también encontramos a los editores y libreros, empleando las últimas estategias para vender sus libros, posicionar a sus escritores y abrir mercados; luego están los escritores presentando sus libros, firmando sus lanzamientos recién salidos de la imprenta, comentando, hablando, exponiendo sus puntos de vista para que el público lector los compre. También, están los conferencistas, esos escritores obligados a hablar de un tema especifíco indicado por la industria. En este punto me quiero detener, porque yo también hago parte de ese gran mercado persa en donde la individualidad se mimetiza en ese monstruo conocido como "consumo masivo" y así, me lanzo igualmente a recorrer la feria en busca de libros para comprar, o sentarme a escuchar a otros escritores, lo cual me lleva a lamentarme siempre por no poseer el don de la ubicuidad, lo que me permitiría estar en mil sitios a la vez y no perderme sus palabras, aunque a veces no sirva para nada, como en el caso concreto de la conferencia dictada en el pabellón de Chile, que además es el invitado de honor a la feria, donde la escritora chilena Alejandra Costamanga prometía hablar de los JOVENES EN LA NARRATIVA. Una conferencia que se perdió en el limbo pues la citada escritora empezó a hablar con voz entrecortada, nunca supe si por los nervios o por la contrariedad de hallarse sentada ante una cierta cantidad de personas que esperaban de ella mucho más de lo que tenia en mente, y que finalmente resolvió de una manera apenas adecuada leyendo los cuentos de otros autores. Cuando llegó el momento de las preguntas, tan temido por los conferencistas, le soltó el micrófono al presentador para que él resolviera esa papeleta incómoda. De los jovenes en la narrativa no supimos nada.Nos quedamos inconformes, de un lado tuvimos la certeza de que la conferencia obedecía más los dictados de los hábiles cerebros estrategas de la comuicación masiva, que vieron en los jóvenes un rico filón económico, aprovechando sus ansias de escribir y su curiosidad innata por ver qué hallan de nuevo o de interesante, o de útil para su formación, pues parece que los empresarios de la industria editorial han descubierto que los jóvenes conforman un mercado explotable y muy rentable, por eso recurren a cualquier cosa con tal de atraerlos, no es raro que ahora les haya dado por premiar a los jóvenes narradores con concursos llamativos, a los cuales dotan de gran cantidad de dinero y de publicidad. Todo es válido en este mercado persa.Sin embargo, no pretendo ser pesimista, es bueno que exista este tipo de actividades, es bueno que la gente asista, por el motivo que sea, es bueno que los escritores hablen de sus libros, que los editores prosperen en su negocio y que la feria se celebre cada año, con la condición de que el público luego de asimilar tanta información, en el camino de regreso a casa, haga una labor de selección que le permita contruir para sí mismo una opinión sólida y muy personal de la cultura que le tocó vivir, desechando lo fatuo que la adorna.Reflexionando sobre este punto, me pregunto si los organizadores de la feria no han pensado en publicar un libro que recoja las conferencias dictadas por los escritores invitados a lo largo de los años en que ésta ha venido celebrándose, ¿o ya existe? Si no es así, seguro que vale la pena pues no dudo que a lo largo de los años hayan venido a hablar en este escenario, personajes verdaderamente profundos e interesantes.Eso sería una forma de "dar las gracias" al público por su asistencia, entusiasmo y apoyo económico, pues podría constituirse en una herramienta mucho más útil tanto para los jóvenes, como para los mayores, una publicación de la que se beneficiarían investigadores, historiadores, sociologos, periodistas, profesores, escritores, etc.Por: Selvática
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