Volvió a recordar aquellos
días salvajes, perdidos en un laberinto de maleza exuberante. Lo veía a él con
ese aspecto delgaducho, pero robusto, de tez morena, un auténtico bombón. Para
colmo era inteligente y sensible. Entonces, ¿por qué seguía en aquella
situación, con aquella panda de maleantes? Esta pregunta y otras muchas más se
las hacía cada vez que veía a su pequeño, Enmanuel, su niño, calco perfecto de
una relación prohibida entre víctima y verdugo. Por: Jimul |
26 de Enero, 2008, 9:08:
JimulHablando de...