2 de Marzo, 2008
![]() … una hoja de periódico llegó a los pies del mendigo empujada por el viento de la madrugada, se arremolinó a sus tobillos y
ahí se quedó hasta que los ruidos de la ciudad se impusieron, acompasados por unas leves gotas que humedecieron el asfalto; poco a poco tomaron consistencia y se
convirtieron en goterones, cada vez más robustos y veloces. El hombre se despertó, se limpió
las lagañas de los sueños y recogió las piernas en un intento por no mojarse.
La hoja se dejó llevar y él la tomó por entretenerse en algo antes de rendirse
a la realidad del día. “Hallado cadáver de un sacerdote junto a una Biblia en
blanco… en la ciudad de…” La intensidad de la lluvia deshizo el periódico antes de llegar al tercer renglón. L.D. |