Jesús al fin se había decidido, el resto de su vida la pasaría con Gisela, aquella mujer desconcertante y voluptuosa que descubrió en un bar de ambiente decadente al que iba cada vez que tenía que cerrar un negocio. Gisela se dejaba querer, él deseaba querer a alguien. Fue una relación rápida, que no inmediata. Jesús se fue integrando en su círculo extraño de amigos. Fue el lluvioso 5 de diciembre, ése y no otro día en el que pediría la mano de Gisela, era muy tradicional para estas cosas. Y lo haría en Salamanca, bajo la calavera de la sabiduría y la inteligencia, dos cualidades que le iban a hacer mucha falta para que aquella intrépida mujer aceptase. Pero tendría que sufrir un poquito, debía de llevarla a hacer un examen a la universidad de Salamanca. Una vez más se eliminaron los pequeños detalles. Por: Jimul |
7 de Marzo, 2008, 16:23:
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