Octubre del 2008
"Cuesta dar libertad a aquello que
es propio cuando te pertenece enteramente." Por: Charo González |
![]() Al principio sonrisas a medias, sobre todo por ese maldito diablillo en la oreja susurrando, ¿a ver que han hecho éstos ahora? ¿A ver si es verdad tanta buena critica? ¿A ver si tienen razón sus detractores y luego resulta una soberana pérdida de tiempo, pero a medida que la película avanza uno no pude parar de reír, no solo de las payasadas que hace el guaperas de Brad Pitt encarnando al típico instructor de gimnasio mascador de chicle exhibiendo sus bíceps, sus buenos bíceps, que todo hay que decirlo, sino de la admiración que produce su personaje y cómo lo recrea, pero el merito no es solamente de él, que ya es bastante, sino de sus compañeros de reparto, George Clooney no se queda atrás y por supuesto John Malkovich quien reaparece como lo que siempre fue, uno de los grandes, además de Frances Mc Dormand empecinada en detener la ley de la gravedad que se empeña en descolgar todo lo que estaba arriba, unidos en una comedia desternillante con un guión sobresaliente de los hermanos Cohen, que una vez más aderezan la realidad para mostrarnos el absurdo ridículo de las instituciones que gobiernan el mundo y nos tienen en bancarota., probando con humor muy inteligente que la “inteligencia” es relativa, vamos que ya hemos quemado el cadáver y nadie se ha dado cuenta, sin embargo la cosa se va complicando, pero somos la CIA…. “así que avíseme si pasa algo” ¡Que la disfruten, quienes aún tienen sus recelos! Por: Ágata |
Daba
gusto mirar la luna esa noche, orgullosa allá en lo alto del cielo, imponente
en su soledad, vestida con un traje de gasa iluminado por algunos rayos de luz
robados al sol. Daba gusto sentir esa especie de parálisis en la nuca de tanto
mirar arriba. Daba gusto sentir el frío de la noche, cuando se vive una noche
así. Pero
también daba pena contemplar tanta belleza en soledad, daba pena no tener otra
sombra para juntar a la propia, daba pena levantar la mano y encontrar
solamente las líneas de destino, vida o muerte, mientras que la del amor era
apenas una pequeña arruga que no representaba nada. Si
hay tanta belleza en el mundo, por qué tenemos que estar solos se preguntaba,
mientras caminaba sin rumbo y sin ninguna meta en mente. Mientras, su cerebro
acompañaba su soledad con párrafos de libros leídos, con estrofas de canciones,
de aquella época en la que los versos salían como por encanto de su garganta y
cuando la risa conmovía todo el cuerpo. Ahora
pertenecía al mundo de los muertos, ahora vagaba por el orbe en estado
contemplativo, o más bien en estado de lamento eterno, lo único que le
recordaba que aún podía sentir algo era esa especie de calor furioso que
encendía su pecho cuando lamentaba tener tanta belleza a su alrededor y estar
obligado a contemplarla solo. Entonces
recordó una frase de alguien, aunque su cerebro no le dictaba el nombre, y
menos la ocasión en que fue pronunciada, pero decía algo así como que querer es
poder, más o menos y entonces cerró los ojos, se concentró, dibujó en su
cerebro las características de Con
ellas se pasea todas las noches por las calles bogotanas, a ellas cubre con un
mantón especial para que no se resfríen, les cede el paso al girar en las
esquinas y con ellas contempla las noches de luna llena en esta ciudad
fantasma. Eso
me contaron de este personaje y la verdad no le dí mucha importancia, me
pareció que era una historia estúpida de alguna mente sin oficio, sin embargo,
acabo de entrar de la calle y me fijé que había luna llena, una luna enorme aún
vestida con los rayos del sol, una noche para preparar un buen trago, encender
la chimenea y releer a mis autores preferidos, pero cuando estaba dispuesto a
hacerlo tomo el ejemplar de cien años de soledad y Remedios no esta, y sí, imaginan bien, igualmente han
desaparecido de la literatura Lolita, Ana, Albertina, y el pánico… Por: Gladys |
Tomates para las editoriales!!!!
![]() Con la billetera vacía en la mano, Julian contempla desolado al dependiente mientras le devuelve más de la mitad de los libros de su hijo menor, pues los del mayor agotaron su presupuesto. "Eso le pasa por ser vago y repetir", es lo que va a decirle a su hijo mientras la lista de libros tiembla en sus manos. Su mujer, muy hábil ella en el manejo de los recursos del hogar, le consuela con la idea de que pueden ahorrarse los libros de Manolito, precisamente porque está repitiendo. Que no mujer, le dice. Que a Manuel, a pesar de repetir curso hay que comprarle todos los libros nuevos. ¡Ay que joderse!, exclama la mujer, mientras se van acercando más y más padres indignados con las editoriales. Todo comenzó cuando un buen día - para las editoriales, claro - se reunieron sus ejecutivos de marketing y dictaron sentencia. "O ponemos a leer a los españoles o cerramos el negocio". Estos brillantes cerebros, después de días y días de deliberación pensaron que loro viejo no aprende a hablar y que esa es una verdad como la copa de un pino, entonces, mal harían ellos en tratar de cambiar los hábitos de varios millones de adultos españoles más interesados en los devaneos de doña marquesa que en los de Don Quijote y su inseparable "parner" Sancho. Pues si no podemos con los adultos, saquemos provecho de sus retoños. El sentimiento paternal salvaría el negocio. Los padres venderían su alma al diablo por educar a sus hijos. Ya está, así se le dio un aire nuevo al negocio de las editoriales. Desde entonces, cada año cambian los libros de texto. Y no es que nuestro mundo durante 365 días sufra modificaciones sustanciales que justifiquen tales cambios, que se sepa, Francia no se ha movido de su sitio, el río Amazonas sigue corriendo entre las selvas suramericanas, 1 + 1 siguen siendo 2, H20 sigue apareciendo en las tablas periódicas de toda la vida. ¿Qué cambian los métodos de enseñanza?, pues claro, pero es a los profesores a quienes corresponde actualizar la forma en que enseñan los contenidos, para eso estudiaron pedagogía y que ya dejen de quejarse de que se sienten menospreciados. Todos estos factores contribuyeron a crear el caldo de cultivo donde germinaron los avaros intereses de la editoriales, cada año en España éstas aumentan sus ingresos, ya astronómicos, gracias a los padres de familia, que como compradores cautivos, se endeudan hasta las orejas para que sus hijos al menos terminen la ESO, a sabiendas de que un alto porcentaje de ellos no logra el título de graduado escolar. Según el informe Pisa, realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que sitúa a España por debajo de la media internacional, y bajando cada vez más en matemáticas y lectura; esas cifras hablan del fracaso escolar en nuestro país como el más alto de la Unión. En resumen el 30% de los alumnos fracasan, frente al 14,8% en la Unión Europea. (ver artículo publicado en El País, del 5 de octubre de 2008) En este campo de batalla donde caen por igual alumnos y padres, los gobiernos se tiran la pelota como en un partido de tenis, mientras las editoriales se forran, nadie parece darse cuenta de nada, a nadie le importa hacer una auditoria a las editoriales y mientras tanto los padres acuden a préstamos con intereses usureros para poder enseñarle a nuestros hijos que la capital de Francia es París. Yo es que a las editoriales....!!!!! Por: La Dirección |
"Como pájaros en vuelo raso peinamos
la vida, auyentamos a los pensamientos incautos y velozmente pasmos…." "Cuervos que dejaron de volar se
transforman en habitantes de campos sin abono." "Desde cada punto llegan a uno mismo y volviendo a querer
ganar no reconocen la poca importancia del recorrido." "Duendes de naricillas picudas nos hacen cosquillas, al besar
nuestras mejillas, mientras recogen lágrimas." Por: Charo González |
…llego al aula. Me coloco
junto a dos escritores conocidos. Vamos a jugar a escribir. Siento como caen mis
excrementos con un golpe seco sobre el piso de madera, luego rueda hasta tocar
los pies de uno de los escritores. Él se asombra, me mira. Su boca se abre y se
cierra en un momento sin atreverse a decirme nada. Descanso. No me ha delatado.
Vuelve a salir un trozo que había quedado atascado por los nervios. Rueda hasta
él. Mi amigo se levanta enojado conmigo. Yo no lo miro. Finjo que no pasa nada.
Escribo. Escribo febrilmente. A mi derecha otro escritor.
No sabe lo que le pasa a mi vientre. Él también escribe. Me levanto para
cambiar de lugar y que no me echen la culpa cuando descubran la porquería. Voy
hasta el escritorio, tomo papel y lápiz, me siento, las frases me salen
impulsivamente, igual que la mierda y me siento libre. Los demás esperan mis
textos. Yo sigo cagando, se que no se me nota, aunque mi amigo escritor esté
viendo lo que me pasa. Mi amor aparece en la
puerta. Está con un desconocido. Yo no miro, pero sé que tampoco se fija en mí.
Ya no me conoce. Los demás se preguntarán por
qué no nos miramos si nos amábamos tanto. ¿No se van a hablar? ¿No se van a
decir nada? ¿Qué pasó con ese gran amor? El verso sigue fluyendo de mi cuerpo, se escribe solo y ya me he limpiado completamente. Por: Selvática |
La
luz de la tarde dibuja un triángulo dorado sobre el entablado del viejo y vacío
salón, sobre éste bailan millones de
corpúsculos nerviosos que ella intenta atrapar con sus nerviosos dedos sin
lograrlo, lo que le causa desasosiego. Sus
manos entran y salen del triángulo sin conseguir ninguno de esos mundos que
anhela, en vano cierra su puño con fuerza, ayudándose con la otra mano, pero al
abrirla, el mundo pelusa no está, desaparece y en su vacío deja a la incertidumbre
temblando en la palma de su mano. Habría
que apurarse, en estos trópicos los atardeceres suelen durar un suspiro, dentro de unos instantes caerá la noche otra
vez, sin lograr su objetivo. Poco a poco una voz se impuso sobre los ruidos
cotidianos, parecía venir del extremo oscuro del salón, una voz calida que
brotaba de la entraña de la pared, era la voz de la abuela, pero al principio
no logra entender sus palabras. Los códigos expresados no corresponden al
vocabulario que ella domina. Sin saber por qué, se acercó al viejo secreter
lleno de cajones que perteneció a la abuela, lentamente levantó la cerradura,
el olor a naftalina hirió su nariz, pero allí, en el primer cajón encontró una
preciosa palabra, frágil, blanca, delicada, que se dejó trasladar hasta la
palma de su mano contagiándole su tibieza. Esto la emocionó renovando el rubor
de su rostro, devolviéndole a su corazón nuevos y más fuertes movimientos, con afán
abrió el siguiente cajón, encontró otra,
en el de más abajo otra, y otra. A medida que abría cajones encontraba las
palabras, palabras que saltaban ansiosas y hasta podría decir que desesperadas a
la palma de su mano para ser absorbidas por la piel y poder esparcirse por todo
su cuerpo, viajando por sus venas hasta los más recónditos lugares de su ser.
Poco a poco se iba llenando de ellas, poco a poco el mundo ya no le parecía un
lugar hostil y la necesidad de atrapar corpúsculos en los atardeceres
tropicales había desaparecido… también la luz… también el triángulo dorado
sobre el entablado… también la abuela… Ahora tiene todas las palabras en su ser, ahora no necesita de nadie, pero también ahora se halla en un rincón de la biblioteca, llena de polvo, amarilleándose con cada atardecer. Ya nadie usa el diccionario. Por: Gladys |
Usted perdone, pero tengo una duda...
![]() ¿Qué es un ser civilizado? Ya sé que debo parecer idiota, pero hay días en que me asaltan dudas como esa, así, sin más ni más. ¿Ser civilizado es aquel que sabe exactamente para qué sirven tantos cubiertos sobre la mesa, o alguien que viste correctamente, que juega al ajedrez, o quien se emborracha y golpea a su mujer, o come de pie en cualquier restaurante mientras la camiseta desteñida cede ante los ímpetus de su voluminoso estómago? Por no hablar de que hay quien piensa en los unos para defenderlos y en los otros para exterminarlos. Por: La Dirección |