![]() La familia aprovecha el buen tiempo para escapar al campo, van todos los que quieren y los que se auto invitan. Sobran manos para preparar el asadero. Yo me paseo entre ellos, saludo y hablo con los amigos, voy soltando verbos insustanciales a unos y otros. Sé que en cualquier momento él aparecerá. Ya me dio la sorpresa la noche anterior. Lo vi llegar y al acercarse a mi, sentí que el tiempo no había pasado por nosotros. La misma sensación cálida, la misma mirada, la misma tibieza de su cuerpo, el mismo amor que nos mantuvo unidos tantos años. él volvía y a mi me parecía lo más natural, en el fondo creo que nunca se fue. Hoy hará su aparición ante los demás, su hijo, sus padres, sus amigos. Su hijo volverá a estar orgulloso de él. Imagino lo que siente el chico, el tono alegre de su voz al contarle a sus amigos que su padre ha vuelto. ¿Y su madre? A ella tendremos que decírselo con cuidado. Ya el olor de las chuletas inunda el parque, el sol calienta la tierra y llega él. No ha cambiado nada, quizá uno no cambia después de muerto. Se acerca a mi, le pregunto cómo se lo vamos a decir a los demás. Un perro empieza a ladrar furioso, él se sienta en la rama baja de un árbol y se camufla con ésta, igual que aquel insecto que adquiere la forma del árbol que lo sostiene para protegerse de sus enemigos. De su cuerpo empieza a encenderse miles de lucesitas titilantes. El perro ya no ladra. Selvática |