![]() - Hoy esta mal la pobre. - Si, se ve que ha tenido un mal día, y debió de ser por la tarde noche, pues cuando salió iba como unas pascuas, incluso tarareaba una vieja canción. - Algo malo debió pasarle por esas calles. - Mira que le gusta vagabundear, yo no sé qué placer encuentra en andar tantos kilómetros diarios, si se parece a Forrest Gump. ¿Te acuerdas? - Ah, si Tom Hanks corriendo con esa mirada de loco por todo América, los pelos alborotados y la boca jadeante. A ella le gustaba mucho esa peli, ¿cuántas veces la vio? - Muchas. Me consta. - La pobre, sola todos los días de arriba para abajo, ya todo el barrio la reconoce y le tiene lástima. No debería ser así, pero la gente, cuando quiere ser mala, lo es en demasía. - Menos charla y más trabajo. No la podemos dejar así. Por un día esta bien de nostalgias y soledades, pero si la cosa continúa de esa manera se nos vuelve loca, no quiero ni pensarlo. - Lo que pasa es que se nos van acabando los recursos. Dentro de poco ya no podremos con esto, ya no se hace fotos. - Y las que quedan las encerró bajo llave. Ya se sabe, después de que a una la pegan a esos álbumes quedamos indefensas ante las polillas. - Vale, no es hora de detenernos por nimiedades. Anda. - ¿Qué tal con veinte años? - No creo, ya la usamos cuando la despidieron del trabajo. - ¿Y de niña? - Menos - No, al contrario, yo creo que sería buena idea empezar por ahí. - Pero su infancia no fue muy feliz, quizás eso la ponga más triste y melancólica que nunca, no creo que sea buena idea. - Pues yo sigo creyendo que si. Mira, regordeta, mofletuda, y con el ceño fruncido, a qué ahora esta más guapa. - Y más vieja. - No, más interesante. - Bueno, no vamos a pasarnos toda la noche discutiendo, tenemos que decidir antes de que se despierte. - ¿Y con su primer amor? miren como le brillan los ojos, y esa sonrisa que nunca se le borraba de la boca y que iluminaba todo a su paso y esos cabellos, tan indomables como ella. - Quizás sea peor, eso le recordará que está vencida, que al fin la vida la machacó como una rama azotada por un vendabal. - Bueno si vamos a seguir poniendo pegas mejor nos olvidamos del truco. Con esa mentalidad mejor estaríamos chamuscadas como las demás, se acuerdan del incendio. - Es verdad, aquella vez cuando le dio por quemar todo … vale, no voy a recordar cosas tristes, eso fue.. mala suerte, perdimos a muchas de las nuestras, por eso la pobre anda como una desquiciada calle arriba y abajo con las tripas retorciéndose en nudos ciegos. Y lo pagó con la cámara, tirándola por la ventana. - Una locura, ya me dirás. Esa cámara tan cara, una auténtica insensatez. - Mira que eres burra… la lengua te pierde. - Ya está bien, hemos hecho un pacto ¿no?, pues a apechugar que ya la mañana se nos viene encima y tenemos mucho trabajo que hacer. - Mira que cada día se nos pone más difícil. - ¿Y cuando sea vieja? - Mejor te callas o te quedas encerrada con las polillas. - Ya me callo.
María estiró el brazo lamentándose. Ya es hora - como me gustaría seguir dormida eternamente, así quiero que sea mi muerte: no despertar más, ¿para qué? Trastabillando mientras se limpia los sueños de las pestañas, María llega a la cocina, abre la ventana, el cielo gris y el golpe helado del viento la obliga a cerrar su bata sobre el pecho. El café hierve despidiendo su aroma, se lleva la taza a los labios sin pensar en las horas que tiene por delante antes de volver a morir en la noche. Ya vestida y peinada va a apagar la luz del baño cuando algo la obliga a volver la vista hacía el espejo. ¿Fue una sombra?, ¿un reflejo quizás?, ¿una imagen antigua de sí misma?, no podría definirlo. En ella creyó ver su rostro de siempre, sin embargo sus ojos eran más brillantes, incluso felices, su boca sonríe igual que antes y sus cabellos… igual que la fotografía donde ella y su primer amor… Gladys
|