1 de Enero, 2012, 8:07: GladysGeneral

 


            Los labios rozan la copa, la lengua juega con el azúcar y luego la muerde con rabia cuando ve que los minutos pasan y su amor no llega. Cierra los ojos e imagina las horas previas, las bragas nuevas, el perfume, la crema en la piel, los minutos decisivos ante el armario: ¿El azul, o el verde? Finalmente escogió el rojo.

            Su imagen ante el espejo dibujando la línea de los labios, las gotas en los ojos para que brillen más, incluso ensayó miradas para hipnotizarlo y escapar lejos.

            Afuera el viento amenaza con llevarse el techo de las casas, el mar ruge como lanzando maldiciones, la olas se estrellan unas a otras como si estuvieran en medio de un rabioso combate… y él no llega.

            Hace frío, hace viento, los zapatos de tacón la torturan mientras los brazos se debaten entre proteger el chal o la falda hasta que llega un taxi y ella suspira aliviada cuando el chofer emprende la marcha, se frota las manos, se retuerce al calor del auto y de su chal, libre ya de las furias del viento y con los ojos cerrados mientras sueña con el calor de sus sábanas, sola, pero tibias.

            Cuando las luces de taxi desaparecen al fondo de la calle, otro taxi se detiene, un hombre se baja con una sonrisa en los labios mientras piensa en las palabras que le dirá, en las copas que beberán y trae a su memoria el día en que la conoció, la tarde en la placita, el paseo por la avenida y sus cabellos despidiendo aquel aroma…

            Se sienta, pide la copa, intenta revivir el aroma de los cabellos de ella  pero no puede, eso significa que no vendrá.

            Ella con la cabeza en la almohada se felicita por volver a soñar, por creer que puede encontrar el amor aunque eso le llevara más tiempo del que imaginaba, desde luego con este no. Y se duerme dándole razones al corazón a ver si se calma de una buena vez.

1 de Enero, 2012, 7:58: Selváticaminirelatos

         Cuando lo miró a los ojos recordó que alguna vez juraron ser siempre sinceros, sin embargo no se acuerda en qué momento empezaron a acumularse entre ellos los silencios, las historias a medias o con finales diferentes, agazapadas entre frases como: lo hago por su bien, si se lo cuento no lo va a entender, o es demasiado largo y no tenemos tiempo, los niños, el trabajo,  las visitas que llegan de improviso.

            Ahora ya no puede ver sus ojos, una muralla de mentiras los ha separado y ya no vale la pena derribarla.

Cuando lo miró a los ojos recordó que alguna vez juraron ser siempre sinceros, sin embargo no se acuerda en qué momento empezaron a acumularse entre ellos los silencios, las historias a medias o con finales diferentes, agazapadas entre frases como: lo hago por su bien, si se lo cuento no lo va a entender, o es demasiado largo y no tenemos tiempo, los niños, el trabajo,  las visitas que llegan de improviso.

            Ahora ya no puede ver sus ojos, una muralla de mentiras los ha separado y ya no vale la pena derribarla.

1 de Enero, 2012, 7:52: Selváticaminirelatos


             Dos mujeres a las que quiero mucho,  una se prepara para salir a comer mientras que la otra la espera ya en la puerta. Una es la imagen de la sofisticación, la otra, de la informalidad. Dos cabezas, una con todos los cabellos en su sitio, otra con todos los sitios en su cabeza.

            Me gusta esa pareja de mujeres, me gusta verlas hacerse compañía, su conversación me suena a música.

            No sé por qué el marido de una de ellas se me acercó y me dio dinero. Acaso me da las gracias por algo que hice y no sé ¿qué es? Por supuesto me niego, pongo las manos delante de él y no le recibo el dinero, pero dejo que me coloque los billetes en mis bolsillos. Debo sobrevivir.

1 de Enero, 2012, 7:16: SelváticaAlaprima

 

            Bebés en primer plano, plano cerrado de sus ojitos apenas abriéndose al mundo, primeros planos del movimiento de sus manos, de su boca en lo que parece ser una sonrisa, mezclados con fotos de ciudades en blanco y negro, calles por las que ruedan vertiginosos autos y primeros planos de ojos de ancianos cerrándose, de manos arrugadas y pecosas temblando… sin lógica, como la vida.