Ha llovido tanto que el mundo se ha deshecho. Por todas partes se ven los escombros de nuestra civilización. Yo camino vacilante sobre una balsa de maderas podridas, trato de salir de allí, pero la balsa no avanza, solo se balancea con el peso de mi cuerpo. No hay nadie a mi alrededor, creo que todos han muerto. Debo moverme pero al menor intento la balsa se inclina y temo que se deshaga sobre las aguas fangosas, unos diminutos ratones se mueven, huyen pero cuando se dan cuenta de que estamos rodeados de agua se devuelven. Un rastrillo enorme, manipulado por una mano invisible trata de barrerlos hacía el agua, sin embargo, los ratones lo eluden y se cuelan por entre los dientes. |
3 de Marzo, 2012, 5:58:
Selváticaminirelatos