De dónde saqué la idea de que podrías amarme, qué mano pulsó mis fibras sensibles para despertar mi cuerpo muerto, quién susurró melodías románticas en mi árido corazón, quién se atrevió a ello… nadie, o tal vez alguien, al otro lado del espejo, ese que no piensa, ese que enloquece con tu aroma al pasar, ese a quien le duele respirar cuando te imagina, pero que no es capaz de enseñar, cómo se vive sin ti. |