Las estrellas están en orden, los calendarios también, los frutos en los árboles apropiados, las semillas donde corresponden. Los ríos juegan con la arena en las playas y malecones, los hombres se levantan cada mañana como si todo eso fuera inamovible.

            Todos viven de acuerdo a su naturaleza, responden a los impulsos y no se asombran ante los efectos desencadenados. Tus palabras en cambio brotan congeladas desde el interior de tus costillas, salen humeantes y se deshacen al entrar en contacto con mi calor… a veces, pienso que eres un iceberg sobre la frontera de mi universo, sin embargo, el fuego de tus ojos tiene la capacidad de devorarme, que tu boca no posee.