-¿Te pasa algo?
          
     
- No, ¿por qué me lo preguntas?


       - Llevas media hora untando tomate a ese trozo de pan mirando a…

       - A Gloria. ¿es qué no te das cuenta? Es igualita a mi hermana, la ves, inmóvil como una estatua con esa maldita caracola en su oreja, tengo miedo de que…

       - ¿Termine como ella? No mujer, tu hermana… bueno, eso pasó hace mucho tiempo, nos dejó a su hija que es un sol, inteligente, tierna, dulce, amable y por encima de todo, alegre, cosa que tu hermana. Ya me dirás.

         - Quizás tengas razón. Gloria - entregó el pan con tomate a su marido y fue hasta la orilla del mar - Gloria, hija mía, deja ya esa caracola en el agua, que es donde pertenece, ellas tienen la misión de entregar mensajes a las otras, lo más probable es que sean  noticias importantes, no te parece que deberías devolverla al mar para que pueda llevar su mensaje a las demás.

            Si, tía - contestó la niña mirándola muy seria - Gloria toma de la mano a su tía y ambas sumergen los pies en el agua, luego, en voz muy baja la niña le dice al oído a su tía: las personas que deciden vivir en el mar se vuelven caracolas verdad tíita… como mamá.