26 de Abril, 2014, 7:14: GladysGeneral
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Ya iba a salir de su recuadro existencial cuando cierto impulso paralizó su cuerpo, como si de un golpe certero en la nuca se tratara. - El tiempo es cosa que no existe en esta dimensión de trazos. - Antes de mirar hacía atrás dejó que la voz femenina entrara por los poros de su cuerpo, aunque el dibujante había puesto manos a sus oídos para evitarlo.

Lleno de sus tonalidades, impregnado de sensuales susurros no pudo resistirse, se arrancó del papel que le habían asignado, volvió sobre sus pasos, aunque las huellas de sus pies dejaran chorrerores de tinta que atentaban contra la claridad de las imágenes. No importaba, valía la pena seguir a esa voz, olerla, saborearla, cerrar los ojos, dejar que ella lo condujera a su propia viñeta. Sí, valía la pena.

Se asomó tímido al recuadro. El corazón parecía rompérsele, las manos le sudaban, y una nube de temores se dibujó sobre su cabeza. Tenía todas las de perder en la palma de su mano, ni una brizna de aliento, ni un destello de valentía, puestos a exagerar, ni un rayo letal al que recurrir. Las cosas del amor, no saben de recursos gráficos o virtuales.

Con la poca fuerza que le quedaba aspiró algo de aire. Como pudo abrió los ojos para descubrir el origen de esa voz que había logrado cambiar su libreto. Allí estaba, un rostro que ignoraba su presencia, unos ojos que seguían rastros de huellas que él nunca dejó, unas manos que tropezaban con mesas, sillas, cuerpos, rocas, botellas. Una cabeza que giraba, se inclinaba o se levantaba, pero que sin embargo no miraba para atrás, para el fondo del recuadro, donde él estaba enviándole oleadas de miradas.

Ella revoloteaba entre palabras, entre mesas, sillas, cuerpos, rocas o botellas, ella inclinaba la cabeza, o la giraba cuando una oleada de miradas estalló sobre su cuerpo rompiendo sus talones, desgarrando sus rodillas, haciendo explotar sus venas, como un náufrago intentó buscar un punto de apoyo, sus dedos rozaron un tenedor pero fueron incapaces de asirlo, como también fue incapaz de evitar que sus ojos se alzaran, caminaran hasta el borde de la viñeta y lo vieran a él, en medio de sus ondas sonoras pero con los oídos tapados por unas manos blancas y delgadas que el dibujante le había impuesto.

Un signo de interrogación surgió entre los dos personajes.

El dibujante se echó hacía atrás en su silla, se llevó las manos a la nuca, retiró la mirada de la mesa totalmente desconcertado, preguntándose por qué se le daban tan bien los inicios espectaculares y sin embargo, después de los temblores iniciales, todo se quedaba en blanco, la mano se negaba a dibujar, la inteligencia lo llevaba por otros derroteros hasta que las urgencias de los plazos de entregas lo obligaban a actuar sin mucha fortuna la mayoría de las veces.

Igual que en la vida real, pensó asomándose a la ventana, mientras sus ojos buscaban a la vecina del quinto, aspiró su cigarrillo y se sorprendió enviándole oleadas de miradas que….

26 de Abril, 2014, 7:08: GladysGeneral
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Despertó convertido en una chispita verde titilando en las pupilas de ella, todo su cuerpo parecía electrificado de emoción, cada terminación nerviosa estaba activada al máximo con su calor, el hálito vital lo sacudía con tal fuerza que temió perder su esencia primaria.

Después de las primeras angustias, de los iniciales sobresaltos y de esos instantes preliminares en que parecía que la vida se le escapaba del cuerpo, cayó en una especie de letargo inactivo, sintió que una membrana de indiferencia lo protegía de las cosas mundanas. Allí en esa tibieza húmeda el tiempo tenía otros valores, incluso, muchas veces pensó que ese tirano había dejado por fin de existir. Los días se habían desnudado, vagaban libres a su alrededor, las cosas, los detalles, los accesorios de su escenario particular giraban en un plasma armónico en el que la vida lograba cimentarse en valores desconocidos que la inteligencia no se molestaba en encasillar, como suele ser su antipática costumbre.

Pero la naturaleza tenía otras intenciones, ella jamás es estática, se mueve en ondas diminutas que con la distancia van adquiriendo dimensiones de Tsunami y esa noche tomaron la dirección de los ojos de esa mujer, llegaron hasta su lecho, levantaron sus mantas, estremecieron sus párpados erizando sus pestañas alargándolas hasta donde se hallaba él - retozando en su membrana húmeda - la destrozaron, lo arrancaron de su tibieza, lo catapultaron contra almohadas de rocas, huesos de marfil y oleajes de susurros.

Sí, eso fue lo que paso, seguramente en ese accidentado viaje, su pobre y mortal cabeza dio contra la roca de su almohada y produjo la mutación: una chispita dorada titilando en los pupilas de ella.

Cuando su razón empezó a conformar ese nuevo mundo lo llenó de teorías que le hicieron olvidar su inmediato y larval estado, estuvo muy ocupado poniendo nombres a cosas que no tenía ni idea de que existieran, se asombró al descubrir todo lo que había llevado dentro de sí y que jamás intuyó. Claro, también temió perder la razón, es que saber que has vivido medio siglo dentro de una membrana es muy difícil de asimilar.

Pero no todo es malo como le sucedió a aquel pobre que se convirtió en cucaracha, no, que va, desde allí tiene una posición privilegiada, porque cada vez que ella parpadea provoca ondas vitales con sabor a cereza… y esa, esa es su fruta preferida.

26 de Abril, 2014, 7:05: GladysAlaprima
Flickr-Iris-Thomas-Tolkien

El trazo fue firme, se retiró un poco para contemplarlo mejor. Se sintió orgulloso… la verdad, siempre le pasaba lo mismo - claro, no se lo confesaba a nadie, pero cada cuadro era el final absoluto de algo, una vida por ejemplo.

Se alejó un poco más. El cuadro se redujo en su retina, los colores se fundieron armoniosamente, la luz cobró una perspectiva vital, se convirtió en el escenario de los seres minúsculos que solo nacen cuando el sol se abre paso entre las nieblas… de un cementerio, por ejemplo.


26 de Abril, 2014, 7:01: GladysAlaprima
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Ha cosido la manta de Ulises, ha mordido la manzana, se cansó de que usaran su cabello como escalera, de preguntarle bobadas al espejo, de esos malditos zapatos de cristal, de acostarse con enanos imaginarios de mezclar menjurjes, de lobos, abuelas, madrastras o principes.

También se cansó de que la colocaran en un lugar imaginario plagado de rimas y fantasías, de que la construyeran a imagen y semejanza de deseos insatisfechos. Por eso, para recuperar el tiempo, no duerme desde hace mil años… aunque los labios de su amante no se lo crean.


26 de Abril, 2014, 6:53: GladysHablando de...


Naufragar es la otra cara de navegar y por qué no, de vivir. Cada día emprendemos un viaje nuevo, no importa que repitamos las mismas acciones que llevamos haciendo muchos años, tampoco hace falta que nos lancemos al mar como Ulises, ni que nos aferremos a un balón como Tom Hanks, ni a un tigre como Pi, todos los días viajamos y ello implica que todos los días estemos expuestos a naufragar.

Sin embargo, nuestras cotidianas vidas se destiñen cuando la ficción pinta de colores las vidas de los otros náufragos, no importa que envejezcan, engorden, enloquezcan o apesten, la ficción los hace irresistibles, no se qué poderes tiene pero los viste de un halo cautivador; así, todas esas cosas que en nuestra vida real aborrecemos o nos son molestan, adquieren un tinte mágico; de repente la suciedad, la locura, las arrugas o los kilos de más, pierden validez, tampoco nos importa el fracaso, los años que Ulises malgastó en sus batallas perdidas, ni los barcos hundidos, ni las tripulaciones amotinadas, ni los balones rotos de tanto usarlos; todos esos símbolos que en la vida real son sinónimo de fracaso, en la fantasía se revisten de epopeya, y sin embargo, ellos lo único que representan es nuestra soledad existencial, una soledad de la que no se libra nadie, todos estamos solos en la vida y así acabamos, si hay suerte podremos vivir algunos paréntesis mientras buscamos nuestro balón particular.

Un libro de autoayuda, seguramente nos diría que nuestra mente es tan poderosa que puede trocar el fracaso en triunfo, que si nos lo proponemos alcanzamos nuestras metas, que basta con tener voluntad, etc, etc. No es verdad. Somos humanos, una mitad de nosotros es negativa, es nuestra naturaleza, somos dobles hasta que la muerte nos separe. Así de inapelable.

Esto no nos impide viajar, ni naufragar por supuesto, pero procuramos no pensar en esto último, cada mañana emprendemos nuestro pequeño gran viaje, nos preparamos, vivimos cada segundo antes de embarcar, con una excitación nueva, un brillo en los ojos y una sonrisa en los labios, lo que pase una vez subamos los dos pies a nuestra propia embarcación es otra cosa y no siempre depende de nosotros mismos, en el camino podemos encontrarnos con embaucadoras sirenas, o una nube que es en verdad un témpano de hielo, o una tripulación que se nos amotina de buenas a primeras.

Y cuando nos rendimos, cuando fracasamos, nos aferramos a nuestras pequeñas ilusiones, que como tabla de salvación, nos van confortando hasta que recobramos fuerzas para empezar un nuevo día… un nuevo viaje.

Gracias Fantasía, a pesar de que mi barca se estrelló otra vez contra un témpano de hielo.