Hemos dejado de creer en los dioses, ya no nos asustan, ni figuran en los trazos cotidianos de nuestras vidas. A fuerza de ignorarlos, los eliminamos. Desaparecieron de nuestras vidas y si algún día, por algún azar los recordamos, nuestro cerebro les pone una etiqueta: Ficción.
Ficción, todo aquello que no tiene explicación o que se le puede acomodar cualquiera de ellas… sin embargo callan, están ahí, viven en las aguas tranquilas de los lagos, a veces suspiran, pero creo que están cansados de nosotros; me lo susurró un alga que se enredo en mis cabellos.