Tiene en su
concha todos los miedos bien anudados formando una espiral, adornada con unas
estrías, son los momentos felices que ha vivido. Miedos y momentos felices
forman la esencia de su ser. Los lleva a cuestas por esos mundos de dios que
recorre día a día.
A veces sus contracciones le llevan
por caminos de amargura, de los que sale muy lentamente gracias al impulso que
le da el aroma a café que le acompaña siempre como una dulce y cálida aureola.
Es así desde que nació en la cocina de la abuela. Y ese olor es su personal
talismán.