En aquel instante, una luz blanca, incandescente como una explosión atómica llenó la pantalla.

           Aparecieron blancas letras sobre impuestas a un corazón partido. Había que seguir las instrucciones. Introducir otra moneda en la ranura.

            Quizás, así se hace. Quizás, eso sea lo normal. Se escuchará en el universo una musiquilla de transición y volverá a aparecer nuestra posición inicial, justo antes de la debacle.

            Puede que no sea más que un inicio de nuestras derrotas… una y otra vez.