cae la noche

Gladys, no conocía tu casa. No tengo perdón pero ahora mismito voy a rebuscar por los rincones. Besos

Bienvenida White, pasa hasta la cocina donde tenemos el café preparado y algunas golosinas mientras nos ponemos al día en estos avatares.
Espero que disfrutes y ven siempre que quieras...

Me gustó especialmente de este relato cómo la anciana llena su día con la charla de la empleada, hasta llegar a imaginar a su familia en América, y a necesitarla. Los métodos de supervivencia de la gente siempre me interesaron.
Un gusto leerte, Gladys, y veo que tenemos visitas! hola White!

Si que tenemos visita Nofret, lo cual es de agradecer pues en periodo de vacaciones las casas se quedan solas, el café se enfría y las tartas se endurecen.
Pero eso a veces es bueno, al volver, seguro que estamos más renovados y con nuevas inquietudes para compartir.
Yo también me marcho, pero dejo la puerta entreabierta.
Hasta la vuelta.

Gracias por dejar la puerta entreabierta Gladys, si no me hubiera perdido de este relato.
Me ha encantado la situación, tan humana y tan llena de equivocos, donde uno se da cuenta que la ligereza para juzgar trae terribles consecuencias.

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